Causas y prevención de infecciones gastrointestinales

   

Un recuento de los principales motivos de los dolores de barriga y algunos consejos para evitarlos.

Las infecciones gastrointestinales, o enfermedades diarreicas, no deben tomarse a la ligera. Basta una cifra para entender su magnitud: cada año ocasionan la muerte de 525 mil niños menores de cinco años. Son la segunda mayor causa de su muerte en el mundo, pero también son totalmente prevenibles y tratables. “Una proporción significativa de las enfermedades diarreicas se puede prevenir mediante el acceso al agua potable y a servicios adecuados de saneamiento e higiene”, señala la Organización Mundial de la Salud (OMS). Los virus, bacterias y parásitos que se alojan en el agua y los alimentos son el principal enemigo a combatir.

La transmisión de estas enfermedades se incrementa en verano, temporada en la que es importante conocer el estado de nuestros alimentos y los espacios donde juegan nuestros niños. “Los brotes de diarrea están generalmente más asociados con suministros de agua contaminada, contacto personal o intoxicación alimenticia (debido a alimentos que no han sido procesados o conservados debidamente)”, señala la organización Kids Health.

Entre los principales síntomas de estas infecciones están la diarrea, los vómitos y el dolor abdominal. Además, uno de los principales peligros de estas enfermedades es la eliminación de líquidos, por lo que es importante mantener el cuerpo constantemente rehidratado.  Y aunque los síntomas pueden asemejarse entre ellos, los diferentes tipos de virus, bacterias y parásitos tienen características particulares que es importante señalar.

Tipos de infecciones

En la larga lista de bacterias, la Salmonella se impone sobre el resto. “Salmonella enterica es la causa más frecuente de diarrea infecciosa en todo el mundo, responsable del 10-50% de todas las diarreas bacterianas. Los animales y, sobre todo las aves, constituyen el reservorio más importante del microorganismo”, señalan los farmacéuticos Fernando Paredes y Juan José Roca. Así, esta se transmite a través de huevos de aves contaminados, mariscos y carnes de animales infectados.

Otra de las bacterias más frecuentes es la Campylobacter, que suele aparecer en climas cálidos y en niños menores de dos años. Sus medios de propagación son similares a los de la Salmonella: a través de la leche, agua y alimentos, aunque también se contagia con el contacto de persona a persona. “Se suele producir en el intestino delgado y en ocasiones afecta al colón. Es frecuente un episodio agudo de diarrea de pocos días de duración; otras veces cursa con fiebre alta, escalofríos, dolor abdominal, mialgias y diarrea acuosa y sanguinolenta, sobre todo en niños”, señalan Paredes y Roca.

Entre los parásitos más comunes y peligrosos están el Giardia y el Cryptosporidium. Ambos encuentran su foco infeccioso en fuentes de agua contaminada, sobre todo en lugares recreativos. “Se contagia fácilmente en lugares donde hay niños, especialmente parques de agua y piscinas (la batería es resistente a los tratamientos con cloro), acuarios y en lagos o riachuelos contaminados”, señala Kids Health sobre el primero. Mientras que el segundo es el culpable de las epidemias de diarrea en los centros de cuidados para niños.

Finalmente están los virus, responsables del 70% de diarreas infecciosas. El Rotavirus es el más común entre ellos. “La enfermedad por Rotavirus está caracterizada por vómitos y diarrea líquida durante tres a ocho días. Con frecuencia también está acompañada de fiebre y dolor abdominal”, señala el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC).  Además, los niños pueden enfermarse por este virus más de una vez, debido a que las vacunas son incapaces de brindar inmunidad total frente a las infecciones más graves.

Entre los métodos de prevención, no hay mayores sorpresas. El atento cuidado de los alimentos que ingerimos es elemental, así como el acceso a fuentes inocuas de agua. La OMS aconseja, para los bebés menores de seis meses, una lactancia exclusivamente materna. También es necesaria la vacuna contra el Rotavirus. Por último, la higiene personal es muy importante. Nuestras manos son uno de los principales vehículos de bacterias, y debemos procurar su lavado constante y efectivo.

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